Parece que hay historias de las que vivimos que deben ser contadas. Cuando pienso en contar la historia que ha motivado a Alas de Conciencia, el concepto detrás de esta página web, me viene una sensación extraña de no estar lista… y me despierto todas las mañanas y me pregunto: y tus escritos? Para cuándo?… hago una pausa más o menos larga e invariablemente me contesto, “más tarde”, y se empiezan a repasar en la cabeza frases encadenadas, pero ni antes ni después, sino en ese preciso momento viene lo de siempre: ahora es más importante el documento de proyecto que no he terminado, las noticias del mundo, la cita con mi cliente que no puede dormir o tiene ansiedad, o cualquier otro evento.

Pero en el fondo, la historia se mantiene guardada entre pecho y espalda y quiere salir. Lo sé, porque cada vez que lo intenta, sale con un cosquilleo, como mariposas que se liberan y desahogan de la garganta y por tanto hay sensación de alegría y de alivio. 

Es el mismo alivio que he sentido cuando he procesado parte de mis aprendizajes, cuyas emociones de origen se han podido haber guardado en lugares tan míos y tan poco valorados como pueden ser mi apófisis xifoides o mi válvula ileocecal … en diversos órganos se van alojando los sentimientos y las emociones vividas. Y de esto tengo certeza, porque he ido arrancando aquellas enterradas, y aquellas que he absorbido de otros simplemente las he dejado ir conscientemente. A algunas las he pillado escondidas y queriendo protegerme, pero finalmente se liberan cuando libero mis temores. Y ese proceso produce alivio. Al final, todo llevamos encima uno u otro peso que se aloja en donde más le conviene y parte de nuestra tarea es ir desenterrándolo, liberándolo y dejándolo ir, a conciencia. El sacarnos esos pesos de encima nos permite volar y vivir con alegría.

Abrir chat
1
Necesitas ayuda ?? ¡¡contactanos aqui¡¡